Minificciones: Ella


Ella era hermosa. Había algo que la hacía demasiado atractiva.

Ella sonrió.

Di un paso hacia atrás.

Al verla acercarse los demonios que habitan en mi cuerpo gritaban con desespero. Toca mi cara mientras entre dulces susurros me dice al oído - Ven conmigo. Huyamos juntos. -

Casi no puedo hablar. Su belleza me tiene atrapado, reúno algo de aliento y muy cerca a su oído le digo que no puedo, que tengo personas que se preocuparían por mi, que si huyo con ella los preocuparía mucho.

Me toma la mano - Ven conmigo -  Mientras me lleva al otro lado de la calle.

- ¿Cuál es el nombre de tu hija? -

- Sara-

- ¿Qué es lo que estudia?-

- Está en la facultad de medicina. -

- ¡Es una chica muy inteligente! -

- Va a ser difícil para ella, si huyo contigo -

- No tiene amigos. Ella tiene una vida que la mantendrá ocupada. Ella es una mujer joven. Se casará con su novio y se convertiría en una exitosa médica. -  Hizo una pausa, - Y créeme que a futuro los hijos siempre seguirán adelante, no estarás en sus recuerdos, tendrá una familia y tendrá otras cosas en su mente y en su corazón -

"¿Quien?"

Sus ojos brillaron, "La mujer que trabajó tan duro para ser admitida en la escuela de medicina."

***

Nos sentamos allí durante horas. Siguió instándome a seguirla. Finalmente se puso de pie y tomó mi mano.

"Yo sonrío a todos los hombres. Lo mejor que un hombre puede hacer es devolverme la sonrisa. "

Así, entonces yo le dije que estaba listo. Ella me mostró un pulgar hacia arriba, Yo no quiero ver nunca más. Deseé la oscuridad ante mis ojos llorosos y muy cerrados; como una vista cómoda.

Monocromo y silencio. Mi negro, mundo silencioso. Pero mis ojos no resistieron y se abrieron aún más. De pie pude ver todo y yo no era capaz de apartar los ojos de ella.

Me vi caer en sus ruinas.

Ladrillo por ladrillo.

Llevado por ella hasta las cenizas.

Aunque me quede lejos de ella, el fuego quema mis ojos. Ella se acerca cada vez más, con la firme idea de llevarme con ella.

 Esto es totalmente inesperado. Pensé que ella estaba muy lejos. Nunca pensé que fuese hoy. Nunca pensé que le temería de esta forma a aquella mujer.

El llanto es incontenible. Sólo pensaba en correr y alejarme. Pero algo me detuvo. Quería gritar, pero mi garganta estaba seca y vacía.

Pero, sé que la gente no estará de acuerdo, era la persona más hermosa que he conocido. La mujer cuyo nombre era muerte.

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