¿Puedes? (Promesa abiertamente incompleta)

¿Pero puedes amarme desde lo más profundo?... ¿En la oscuridad? ... ¿En la inmensidad de ella?

¿Puedes amarme cuando bebo de la botella equivocada y me deslizo a través de la grieta que marca la mesa?

¿Puedes amarme cuando soy más grande que tú, cuando mi presencia arde como el sol, cuando te duele mirarme directamente?... ¿Me puedes amar también entonces?

¿Puedes amarme bajo el cielo estrellado y satinado, acercarte a mi piel como una líquida luz de luna?

¿Puedes amarme mientras aúllo, de pie sobre mis patas, con el labio inferior manchado con la sangre de mi última muerte?

Cuando mis pasos son ligeros... Cuando las aceras son cantadas por las plantas de mis pies, ¿Puedes aún amarme así?

¿Qué sucedería si congelo la tierra y hago que se endurezca sobre todas las semillas de que hemos sembrado?... ¿Confiarás en que la cosecha vendrá?

¿Me creerás cuando te diga que me convertiré en un río furioso, que inundaré tus sueños y los llamaré a la superficie de tu vida?

¿Puedes confiar en mí, aunque no me puedas domar?

¿Puedes amarme, aunque sea todo lo que temes y admires?

¿Le temes a mi forma cambiante?

¿Te asusta, cuando mis ojos centellean como tu cámara lo hace?

¿Temes que capturen tu alma?

¿Tienes miedo de entrar en mí?

Seguramente has visto las selvas: plantas carnívoras y flores armadas con dardos venenosos....
No te preocupes. Ellos me pertenecen y yo te he invitado aquí.

No puedes estar con alguien como yo si temes el retumbar del suelo, el rugido de un río en cascada, o el atronador aplauso del trueno en el cielo.

Si quieres estar a salvo, vuelve a tu pequeña habitación... El cielo nocturno no es para ti.

Si quieres ser desgarrada entra. Serás abierta y devorada... Encerrada en mi fuego.

No te dejaré como has venido: bien vestida, con abrigos finamente tejidos que mantienen lejos el frío.

Te dejaré desnuda y mordida. asida de las sábanas. rodeada de búhos y halcones... Y de las flores que florecen solamente cuando nadie mira.

Ven a mí, y se curada en la insoportable claridad y oscuridad de todo lo que eres.

No hay nada en ti que pueda asustarme. No usaré nada en tí para hacerte grande.

No te ofrezco nada diferente a una relación con la naturaleza. Una relación que sea la fuente de todos tus deseos primordiales, una relación que sea como el viento salvaje que arranca los vástagos de maíz venenosos en tu granja cuidadosamente cultivada.

Sólo para plantar perales a partir de ese desastre.

Me encargaré de que se levante de nuevo.

Y serás la amante que restaura al hombre a su naturaleza salvaje.

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