Libro 13. El primer libro que leyó en su vida
Libro 13: El primer libro que leyó en su vida. (El cazador de Barcos)
Estaba oscuro. No se veía ni una estrella. Peter corrió hacia el palo y comprobó que el segundo foque se había soltado del arbotante y estaba perdiendo el viento. Restituyó el arbotante en su sitio y volvió a la bañera y tesó la escota. La vela se hinchó, luego volvió a desinflarse. Entre tanto, sus ojos se habían adaptado a la oscuridad y advirtió que el aguaje que golpeaba el barco en la popa por el lado de babor había hecho orzar el balandro. Rectificó el rumbo y ajustó el piloto automático para compensar la acción de las olas.
Este libro me trae muchos buenos recuerdos... hace muchos años, mi padre estaba afiliado al círculo de lectores, y a parte del arrume de enciclopedias que tenía a bien comprar, se hizo a una pequeña colección de libros, donde se encontraba la muy popular colección de "joyas de la literatura colombiana", al igual que la colección de los reyes malditos, y otros tantos títulos que empecé a devorar como poseso, para paliar un poco mis frustraciones adolescentes, y esa sed de rebeldía que suele llenar a la gente marginada (como suelo ser)
He de reconocer que nunca leí los libros que dejaban en el colegio. siempre he defendido la idea de la libertad de leer lo que quiera y cuando lo desee, el caso es que al toparme con este libro y por mera curiosidad leer su primer capítulo, terminar enganchado entre papel, tintas y pastas duras, a partir de ese instante amé la manera en que la historia me atrapó, como quise saber más, al grado de terminar sacando excusas pendejas en casa para poder ir a la biblioteca para aprender de la navegación y todas esas cosas de las que se hablaban en el libro, de abandonar mis obligaciones escolares por aquell ahistoria (que para la critica no es que sea buena), de encontrar una manera barata de viajar y de ser feliz, una manera de luchar contra enemigos poderoso y sentirme el mejor del mundo, de hablar en idiomas ajenos a mi cotidianidad, a conocer gentes mas allá de los vecinos del barrio, encontré mujeres que me dieron su amor, o su desprecio...
En últimas, encontré la manera de ser libre.
Estaba oscuro. No se veía ni una estrella. Peter corrió hacia el palo y comprobó que el segundo foque se había soltado del arbotante y estaba perdiendo el viento. Restituyó el arbotante en su sitio y volvió a la bañera y tesó la escota. La vela se hinchó, luego volvió a desinflarse. Entre tanto, sus ojos se habían adaptado a la oscuridad y advirtió que el aguaje que golpeaba el barco en la popa por el lado de babor había hecho orzar el balandro. Rectificó el rumbo y ajustó el piloto automático para compensar la acción de las olas.
Este libro me trae muchos buenos recuerdos... hace muchos años, mi padre estaba afiliado al círculo de lectores, y a parte del arrume de enciclopedias que tenía a bien comprar, se hizo a una pequeña colección de libros, donde se encontraba la muy popular colección de "joyas de la literatura colombiana", al igual que la colección de los reyes malditos, y otros tantos títulos que empecé a devorar como poseso, para paliar un poco mis frustraciones adolescentes, y esa sed de rebeldía que suele llenar a la gente marginada (como suelo ser)
He de reconocer que nunca leí los libros que dejaban en el colegio. siempre he defendido la idea de la libertad de leer lo que quiera y cuando lo desee, el caso es que al toparme con este libro y por mera curiosidad leer su primer capítulo, terminar enganchado entre papel, tintas y pastas duras, a partir de ese instante amé la manera en que la historia me atrapó, como quise saber más, al grado de terminar sacando excusas pendejas en casa para poder ir a la biblioteca para aprender de la navegación y todas esas cosas de las que se hablaban en el libro, de abandonar mis obligaciones escolares por aquell ahistoria (que para la critica no es que sea buena), de encontrar una manera barata de viajar y de ser feliz, una manera de luchar contra enemigos poderoso y sentirme el mejor del mundo, de hablar en idiomas ajenos a mi cotidianidad, a conocer gentes mas allá de los vecinos del barrio, encontré mujeres que me dieron su amor, o su desprecio...
En últimas, encontré la manera de ser libre.
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