El gentil

Crecí en un ambiente muy femenino él, con mi madre cuidando de mis hemanos y de mí, crecí rodeado de mis tías y vecinas a la cuales divertía con los chistes algo altisonantes que les oía a los conductores de bus que se sentaban a tomar cerveza en una tienda que había camino del colegio, y a cada chiste recibía gentiles arrumacos, en muestra de divertimento, de vez en cuando leía apartes de textos de el señor castrillón (N.N. para los que se acuerden), y trataba de hacer algo cómico para hacer tolerables las tardes de aquellas mujeres; que sonrieran a gusto sin tener encima la mirada inquisidora de sus maridos, constituyendo así su asomo de infidelidad, donde una mujer puede ser la más feliz de todas (o eso me dijo alguna vez una de ellas).

Madre siempre me inculcó, que las puertas del alma de una mujer no tenían llave, que lo único que necesitas es saber llamar a la puerta, que no importase quien fuera o donde estuviera, a una mujer siempre le gustaría un hombre gentil, encantador él, que esa era la forma de llegar a esa puerta.

Quizá todo aquello que madre me metió en la cabezota me haya servido de algo, creo conocer a mujeres excepcionales, que apesar de haber fracasado en un matrimonio, tuve una buena esposa la cual me regaló una hermosa hija... me ha dado la oportunidad de enamorarme de nuevo, pero al parecer no sirve para que ella de la que estoy enamorado este a mi lado

Aquellas cosas buenas que la vida te regala, compártelas con el mundo, me dijo alguien alguna vez, los regalos de que me hizo mi madre no son para mí son para el mundo, para las personas que me encuentro en el camino, ¿como poder evitar la desconfianza de una mujer si así se llega a tocar su corazón?, como hacerle saber que ella posee el contrato de exclusividad de mis sentimientos, que, ella es dueña y señora de ellos, que el ser gentil, no necesariamente es símbolo de engaño. No puedo ser uno con ella y uno con el resto, eso si seria un engaño.

La quiero , con ese sentimiento inagotable, que se renueva a pesar de refundirse en ocasiones entre anaqueles de recuerdos,  y ese amor simboliza el amor que madre me inculcó por la mujer.

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